Justo un par de días más tarde de la
emisión del programa de La Sexta Noche donde salía un “periodista” mostrando en
directo una mancha de sangre de una víctima derrotado por el ataque terrorista
en París, el programa de Ana Rosa también se hacía eco de la noticia y se
trasladaba hasta Francia.
Sorprendentemente, se les encendió la
lucecita para hacer un minuto de silencio para mostrar su respeto hacia las
víctimas parisinas –una ocurrencia de lo más acertada, claro-. No sé, sin
embargo, a qué le llaman ellos un minuto de silencio: ni respeto, ni minuto ni
silencio. Se le ocurrió la brillante idea a la pseudoperiodista Ana Rosa hablar
durante todo el minuto establecido. Hablar en un minuto de silencio debería
estar penalizado, por lo menos. Está bien: los profesores de la asignatura de
televisión y radio nos tienen advertidos a nosotros, los alumnos, que el
silencio en directo es algo que hay que evitar. Hasta ahí, vale. Pero de ahí a
que se vulnere una decisión tomada por la propia cadena, da mucho que pensar.
Tertulianos versus periodistas, sensacionalismo versus periodismo.
Tertulianos versus periodistas, sensacionalismo versus periodismo.
Recuerdo que los telediarios de los
días siguientes a los atentados terroristas en París de las cadenas
generalistas españolas, se caracterizaron por las conexiones en directo. Es
decir, las cadenas hicieron un gran despliegue de periodistas por todas las calles de la
ciudad narrando lo sucedido. Pero la verdad es que, bajo mi punto de vista, no
hay que abusar de este recurso, ya que un periodista en una calle aparentemente
normal de París donde durante la noche anterior hubo un atentado, no aporta
prácticamente nada a ojos del telespectador, porque todo ya pasó. Entonces, hay
que replantearse seriamente cómo y qué aportan los medios de información. El
tema de París, un claro ejemplo de agenda setting (tendencia de los medios a
priorizar unos temas por encima de otros).
Cerrando el pequeño paréntesis, parece
mentira que a día de hoy el morbo gratuito reine por encima de los valores
innatos e intrínsecos del periodismo: la información pura, dejando de lado lo
superfluo. Han sido los propios periodistas los que han decidido tomar otro
camino por querer ganar más y más audiencia, pero, señores; si escoges esa vía,
estás condenado a morir profesionalmente de manera sosegada y paulatina.
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